Octavio Paz pensó en el mexicano como un ser solitario y aislado, individual y colectivamente, de ahí la búsqueda de la posible contemporaneidad, de la salida hacia los otros, con los otros. Si la historia de México hunde sus raíces en el pasado prehispánico y la Conquista, gracias a la Independencia, la Reforma de Juárez y la Revolución las trasciende y se opera un verdadero encuentro consigo misma y con la modernidad.