En Dolor de uno, dolor de todos, Arnoldo Kraus nos habla constantemente sobre la necesidad que tiene la persona que soporta el dolor de restaurar en su horizonte vital un rayo de esperanza, un sentimiento reconfortante: sentirse escuchado, tal vez tocado.
Prólogo de Francisco González Crussí.
"En la clínica la palabra más frecuente es dolor; transferir esa carga y asumir que llegó a buen puerto le permiten al enfermo depositarse, saber que sus dolores y miedos fueron entendidos y suelen mejorar sin medicamentos y sin necesidad de exámenes o radiografías...
Como si lanzara un recordatorio a quienes dan la impresión de haberlo olvidado, el doctor Arnoldo Kraus menciona en este libro que el primer deber del médico es aliviar el sufrimiento; que el dolor no es un beneficio sino un agobio que pesa sobre el enfermo, haciéndolo más enfermo de lo que sería sin él.
Que el dolor sea, desde un punto de vista filosófico, inexpresable o indecible, dice el autor, no significa que la palabra no tenga un papel decisivo para aliviarlo. La verdad profunda del dolor puede ser inefable, pero el médico íntegro que es Arnoldo Kraus tiene de su lado la experiencia que lo lleva a escribir con consciencia sobre el tema."
Francisco González Crussí