Si no fuera por el periodo de tiempo que estuvo en el reformatorio, el joven Louis Armstrong posiblemente nunca se hubiera convertido en músico. Un maestro del reformatorio, Colored Waifs, le regaló una corneta, lo ascendió a líder de la banda y descubrió el talento en aquel chico rudo de un barrio difícil de Nueva Orléans llamado Storyville. Pero fueron la pasión y el genio del propio Louis Armstrong lo que llevó al jazz a nuevos y fascinantes ámbitos.