Los personajes que hacen vida en estos cuentos son tal reales y veraces que cualquier lector creería conocerlos desde siempre. Pueden ser tan diversos como la gente misma pero comparten todos el sino del desarraigo y de la travesía esférica en la búsqueda no siempre voluntaria de un destino. Son seres a quienes ls ocurre de súbito el trance de migrar, mas no ha en ellos ni el heroísmo de la odisea ni el drama del destierro: solo trashuman, inciertos, al cambiar de cielo advierten cada vez esa dolencia atávica que alguien dio en llamar nostalgia.
Con genuino amor por sus protagonistas y un sentido del humor tan fino que resulta poco usual en nuestra literatura, Federico Vegas evoca en su añoranza las andanzas de estas criaturas entre el terruño y estrellas ajenas, desde esa distancia del tiempo en que los recuerdos se pintan de ficciones. Su propia querencia permea la amenidad de estos relatos, de los que mana casi imperceptible la siempre errática nostalgia por lo que nunca ha sido y acaso nunca será.