En La Segunda y sagrada familia, Muñoz Aguirre nos retrata a un hombre exitoso. Es candidato a la presidencia y las encuestas lo señalan como el ganador. Su mujer ha sido amenazada. Mejor dicho, su esposa. Porque mujeres, él tiene dos, con casas, hijos, deudas. La amenaza es la excusa que, de manera magistral, usa la autora para descubrir no sólo la criminal, sino al caballero de los dos frentes y a las damas que hacen posible esa doble vida.