El estado de excepción, es decir, la suspensión del orden jurídico que suele considerarse como una medida de carácter provisional y extraordinario, se está convirtiendo hoy, a ojos vistas, en un paradigma normal de gobierno, que determina de manera creciente y en apariencia incontenible la política de los Estados modernos en casi todas sus dimensiones. El libro de Giorgio Agamben nos ofrece un muy riguroso intento de reconstruir los remotos orígenes históricos de esta figura y a la vez de analizar las razones y el sentido de su evolución actual, desde Hitler hasta Guantánamo. Cuando el estado de excepción tiende a confundirse con la regla, las instituciones y los precarios equilibrios de los sistemas políticos democráticos ven amenazado su funcionamiento hasta el punto de que la propia frontera entre democracia y absolutismo parece borrarse. Moviéndose en la tierra de nadie, entre la política y el derecho, entre el orden jurídico y la vida, Agamben desmonta de modo implacable los más relevantes intentos de legitimación jurídica del estado de excepción y arroja una luz nueva sobre la relación oculta que anuda violencia y derecho. Mostrar el derecho en su no-relación con la vida y la vida en su no-relación con el derecho significa abrir entre uno y otra un espacio para esa acción humana, que un tiempo reclamaba para sí el nombre de política. Política, verdaderamente política, es sólo la acción que corta el nexo entre violencia y derecho, la praxis humana que las potencias del derecho y del mito habían tratado de capturar en el estado de excepción.